Existe una presión atmosférica normal o promedio tomada o medida a cero metros sobre el nivel del mar. La misma es de 101.325 kilopascales y cuando hay variación por encima o por debajo de esta presión, se habla de presión atmosférica baja o alta.
Todo depende del valor y la altitud
El barómetro es el aparato utilizado para medir la presión atmosférica. Cuando se alcanzan valores superiores a 1013 hPa (hectopascales) estamos ante una presión atmosférica alta o anticiclón. Por el contrario cuando los valores son inferiores a 1013 hPa nos encontramos frente a una presión atmosférica baja o borrasca.
Sin embargo, los cambios atmosféricos no son el único factor que influye en la presión atmosférica. También la altura juega un papel importante. A mayor altura la presión atmosférica se reduce. Por ejemplo, a una altura de 1500 metros la presión atmosférica se reduce a 0,83 atmósferas.
La presión atmosférica y la meteorología
Las bajas o altas presiones atmosféricas se desplazan sobre la superficie terrestre y determinan el buen o mal tiempo. En tal sentido, la presión atmosférica facilita las predicciones climatológicas y analizar cómo se comporta el clima en determinados momentos.
El aire es mucho más liviano que el agua, por lo tanto es más difícil movernos en este último medio. Mientras más caliente es el aire, resulta menos denso. El aire más frio se caracteriza por mayor densidad.
Por esta razón el aire muy frio tiende a descender, lo que no sucede con el aire caliente. Es así como se producen los cambios en la presión atmosférica que generan un buen clima o no.
Ciclón o borrasca
Se denomina así a la presión atmosférica baja, caracterizada por una inestabilidad climática. Se produce cuando el aire caliente asciende y la presión disminuye.
Se caracteriza fundamentalmente porque el viento tiende a moverse hacia donde hay menor presión atmosférica. Donde hay una borrasca hay mayor viento.
En las zonas de presión atmosférica baja prevalecen la formación de nubes, lo cual facilita las precipitaciones.
Se califican como inestables porque se mueven rápidamente, por lo que la abundante nubosidad, lluvias o tormentas no tienen un tiempo determinado de duración. En invierno la presión atmosférica baja puede generar nevadas.